La autocomplacencia, aunque se parezca al egoísmo, no tiene las mismas características de individualismo y desprecio a los demás. Cuando uno es autocomplaciente sus necesidades y deseos son considerados más importantes que los demás, o son puestos en primer plano. Todos tenemos nuestros momentos de autocomplacencia, unos más que otros. Esto no necesariamente define el carácter de uno, sino más bien ayuda a construirlo. La autocomplacencia puede ser algo negativo, ya que uno se ayuda a si mismo antes de ayudar a los demás, pero también a veces puede ser necesario.
Un ejemplo muy claro de autocomplacencia es en la película Titanic, durante el naufragio, cuando los pasajeros están tratando de entrar a las pocas balsas que había. Ahí, la autocomplacencia de los pasajeros existe por dar prioridad a sus propias necesidades de sobrevivencia comparada a los otros pasajeros. En “Madame Bovary”, de Gustave Flaubert, Emma es autocomplaciente y quiere que su vida tenga ese elemento de perfección como las óperas, pero que no sea una mentira, una fantasía o una obra de ficción, sino una realidad. Para lograr esto, ella pone sus necesidades y deseos delante de los demás. Por ejemplo, ella no se importa con lo que piense su marido y sale con su amante para complacerse.
Esto puede ser visto en diferentes casos. Yo, por ejemplo, me puedo acordar de momentos de autocomplacencia. A mí siempre me gusto ayudar a los demás, principalmente con las tareas de colegio, sin embargo, a veces he tenido días en que me han pedido ayuda, pero no estaba en condiciones de ayudar a nadie en ese momento. De hecho, yo también necesitaba ayuda. Ese día yo fui autocomplaciente. ¿Cómo podría ayudar a los demás antes de ayudarme a mí mismo? Esto no es ser egoísta o cruel, simplemente es tener sensatez y entender que para ayudar a los demás, yo necesito tener esa disponibilidad.
Piensa por ejemplo en el avión. Antes del despegue, en las instrucciones de caso de emergencia, es recomendado que en caso de despresurización, al caer las máscaras de oxígeno, pongas primero tu máscara, y si alguien a tu lado o un niño necesita de ayuda, lo ayudas con tu máscara puesta. Imagínese que el elástico de la máscara de la persona a tu lado esta enredado, o el oxígeno no sale al jalarlo para abajo. Si no tienes tu máscara puesta y te tardas tratando de ayudar a tu compañero te puedes sofocar, y si no solucionas el problema y te desmayas, quedan ambos sin la máscara. En cambio, si pones primero la tuya, puedes ayudar ofrecer ayuda con menos riesgo.
Esto es ser autocomplaciente. Si pusieras tu máscara y rehusaras ayudar a quien tienes al lado si necesita de ayuda, eso será egoísmo. Igual me paso a mí con las tareas. No le podía ayudar con la tarea porque esto me tomaría tiempo y después no lograría terminar la mía. Si yo no tuviese tarea seguro le ayudaría. Por esto, no hay problema en ser autocomplaciente siempre que no sea egoísta.