En los colegios de hoy en dia, el más grande problema
social es la cuestión del “bullying” un término en ingles que se refiere al
maltrato de jóvenes menos populares que sufren persecución social por tener
rasgos de inferioridad a los más populares que frecuentemente son los
“bullies”. No obstante, este comportamiento de baja madurez puede tomar varias formas
por diversos motivos. En muchos casos, la víctima es un alumno nuevo que aparente
ser diferente a los demás, o que muestre inseguridad, miedo o algún aspecto físico
o social considerado gracioso que ofrezca motivos de burla. Esto también puede
suceder porque la víctima no es tan inteligente, o porque a veces expresa su
opinión de forma diferente. Entonces por ahí empiezan los chismes, apodos,
bromas y chistes en donde el agresor se cree superior y encuentra placer en
jugar de forma peyorativa con un compañero. Es posible también que el agresor en
realidad sea un amigo y que lo haga por diversión pero sin la intención de
ofender. Sucede que a veces, uno puede pasar de los límites y se torna
inconveniente para todos.
En ciertas edades, y en el colegio, principalmente
entre 6to y 7mo grado, el bullying es aún más frecuente. Por ejemplo,
supongamos que un grupo de estudiantes persiguen a un compañero de 6to grado por
ser gordo e infantil. Le ponen apodos, se burlaban de él y hacen comentarios
desagradables en frente a todos. Lo humillan y lo maltratan. Esto le baja la
autoestima, le afecta su carácter y su sociabilidad. Entra en un ciclo vicioso
de aislamiento de la sociedad, hasta un punto en que desiste de creer en la
bondad y amabilidad verdadera de las personas. Gana un apodo igual que el de
Ricardo y pierde las ganas de salir ya que tampoco sus amigos quieren estar con
él por miedo de que se conviertan igualmente en víctimas. A medida que el
tiempo pasa, el chiste se pone viejo, el apodo ya no hace efecto, todo el mundo
se cansa. Buscan otras formas de entretenerse. Unos se mudan, otros llegan. Lo él
que más quiere es irse a otro colegio, donde nadie lo conozca, y así poder
empezar una vida nueva, con nuevos amigos, una nueva imagen, nada de apodos,
nada de chistes, nada de burlas. Un nuevo estilo de vida, más saludable, más maduro.
Pero no.
Se quedará el resto de su vida escolar en el mismo
lugar, con las mismas personas, sin ninguna oportunidad de mostrar que ha
cambiado, sin ninguna oportunidad de ver que la mente perversa y arrogante de los
burlones había cambiado un poquito siquiera. Es ahí cuando él apela a los
cambios físicos. Empieza con una dieta, ejercicios aeróbicos y anaeróbicos, una
disciplina de impresionar. En menos de un año quedo tan delgado y fuerte como
los demás de su grado. Ahí perdió su apodo que alegorizaba su sobrepeso. Decidió
omitir rasgos de inmadurez y comportarse de forma reservada y racional. Acabó
con los chistes y las burlas. Un día el chico esta tranquilamente agarrando sus
libros en su locker cuando aparece la chica que más se burlaba de él a hacer
sus preguntas estúpidas y empezar con sus comentarios antipáticos. Él la
interrumpe y le dice en voz alta para que todos oyeran, “Mira, ¿porque me estas
persiguiendo? ¿A caso quieres que sea tu novio? ¡Yo no voy a salir contigo! Ya sé
que no puedes estar sin hablarme pero ¡dame una tregua!” y se fue a su clase.
Al salir de la clase, ya en hora de almuerzo, ella estaba justamente en donde
fue humillada en frente a todos. Le llamó por el nombre de bautizo y le pidió perdón
por todo lo que había hecho hasta ese día. Fue igual a ganar una batalla,
cuando derrumbas al jefe los demás se pierden y se matan entre sí. Desde
entonces ya nadie se burló más de él.
Sin embargo, las cicatrices quedaron. Nunca más fue el
mismo. Por un lado, perdió peso pero por otro, tuvo que reaprender a socializar
e integrarse nuevamente a sus compañeros de clase. Resulta que no funciono.
Mascaras pesan en la cara cuando la llevas por mucho tiempo. El chico decidió
entonces vengarse del tiempo que fue reprimido y expresar toda esa infancia que
contuvo por todos esos años en que fingió ser quien no era. Hoy, ya no le
importa lo que piense, lo que diga o lo que haga la gente con respecto a su
modo de ser. Ha decidido exagerar su infantilidad y crear un personaje satírico
para criticar la opresión social y emocional ya que él sabe que siempre fue y siempre será más
maduro de los que se burlen de su inmadurez.